Pilar Baos
“Todo lo que es eterno tiene que ser profundo”
Edgar Allan Poe

¡Oh encantadora y fantástica belleza!¡Oh sílfide entre los arbustos de Arnheim!¡Oh náyade entre sus fuentes!…(…) En los brumos amaneceres, en las sombras entrelazadas del bosque al mediodía y en el silencio de mi biblioteca por la noche ella había flotado ante mis ojos, y yo la había visto, no como la Berenice viva y palpitante, sino como la Berenice de un sueño; no como una moradora de la tierra, sino como una abstracción; no como para admirar, sino para analizar; no como un objeto de amor, sino como tema de la más abstrusa aunque inconexa especulación.1